Las personas más creativas con un pensamiento visual pueden encontrar al principio muy difícil traducir sus ideas y conceptos en acciones prácticas adecuadas según un calendario. Otras personas, brillantes para identificar y llevar a cabo su primera prioridad, vacilan en cambio cuando se trata de supervisar el avance de otras tareas en paralelo, incluida gestionar a los demás.
Es importante saber que las personas con una dominancia natural de la parte izquierda posterior del cerebro se sienten más cómodas al elaborar planes lineales y llevarlos a cabo. Son personas que normalmente no necesitan ayuda de un coach y a menudo tampoco entienden por qué les cuesta tanto a los demás. Pero las personas cuyo cerebro está dominado por una parte diferente, encontrarán mucho más difícil cualquier planificación. La razón es que la neuroquímica de su cerebro les lleva a invertir 100 veces más energía para pensar en modo “planificación” que alguien cuya cerebro está más predispuesto a funcionar desde la parte izquierda posterior.
Del mismo modo que solemos reconocer que aptitudes como la creatividad, el análisis y la redacción pueden resultar más fácil a unos que a otros, la comodidad con la planificación es algo con lo que se nace o no se nace.
Veamos seis maneras para conseguir una planificación del tiempo adecuada.
1.Todos tenemos fortalezas y debilidades: reconocer sus puntos débiles y sus puntos fuertes le permitirán planificar mejor su tiempo según esas cualidades, ya que cada sujeto resuelve de forma diferente determinados tipos de tareas y en tiempos diferentes
2. Usar las dificultades a favor: comprender que una tarea es difícil, pero insistir en nuestra capacidad de resolverla nos permitirá estar más dispuestos a seguir comprometidos con resolverla, porque entenderemos que los problemas forman parte del proceso. Una vez que comprendemos que pocas cosas son fáciles, pero nos enfocamos en la manera de resolverlas, encontramos tranquilidad, confianza y claridad sobre cómo emplear las energía y el tiempo para resolverlas.
3. El reto no consiste en todo o nada: el “todo o nada” consiste en la mala creencia de creer que deben seguirse todos los planes al pie de la letra; de lo contrario todos sus esfuerzos habrán sido en balde; que si no pueden planificar cada día, no deberían planificar nada. En su lugar, vea el aprendizaje como un proceso en el que las mejoras se suman y cada día cuenta.
4. Descubra los sistemas que funcionan particularmente: En lugar de obligarse a seguir un proceso de planificación establecido de antemano, encuentre el sistema que más le convenga. No existe ninguna forma errónea de planificar. Experimente hasta encontrar la que mejor se ajuste a usted.
5. Todos los cerebros son aprovechables: Si conoce a personas que destacan a la hora de planificar y por sus cualidades habilidades organizativas, pida su consejo. Es posible que les resulte fácil ofrecerle soluciones en potencia para problemas que a usted le superan. Recibir sugerencias de otras personas sobre posibles técnicas y métodos de planificación puede resultar de mucha ayuda.
6. No desista: Una de las definiciones de resiliencia es “la capacidad de recuperar su estado inicial”. Cuando se encuentre frustrado durante el proceso de planificación, tenga compasión consigo mismo y cuando cometa errores, vuelva a centrarse; cuando se distraiga y modifique sus planes cuando surjan problemas nuevos rebobine y empiece de nuevo.
Para planificar bien su tiempo lo principal es ponerse metas reales, que sabe que puede cumplir y durante el proceso evitar cualquier tipo de distracción que lo aleje de conseguirlo.